Es un día para recordar que somos familia, que la familia lo es todo, es la unión, es la base, es nuestro tesoro, es el lugar donde crecimos y donde formamos lo que hoy somos.
A aquellos padres que tenemos en el cielo les recordamos hoy con gratitud, porque hasta el último momento de vida dieron lo mejor, dieron el amor en la manera que ellos creían correcta, estuvieron presentes de algún modo, nos dieron las enseñanzas que nos guian en nuestros días, nos dieron el ejemplo y la fortaleza para ser mejores seres. Asi que desde nuestro corazón gracias Dios por esos padres que hoy desde el cielo escuchan: Te amo, gracias y Feliz día.
Y hoy para los padres que están acá, gracias infinitas por permitirnos verlos fuertes, siempre peleando la buena batalla, y procurando para nosotros siempre lo mejor, nos han dado ejemplo de trabajo, de lucha, de compromiso, de honestidad, gracias por sacarnos adelante, por darnos las bases que han demarcado el camino que hoy caminamos.
Gracias por qué siempre han dado y darán lo mejor de si por nosotros, por sus hijos, por sus nietos, desde su humanidad han formado lo que somos y hemos tenido la oportunidad de acompañar sus pasos, de acompañarlos en sus triunfos y en sus derrotas, de ser testigos de las alegrías y de las tristezas, y por eso este dia sirve como excusa para decir gracias a esos pilares de la familia, a Papá y a mamá, a los seres que desde su perfecta imperfección trabajan para mantener el perdón, la paciencia y la fortaleza…
Finalizo de la manera en que inicie: la familia lo es todo, es la unión, es la base, es nuestro tesoro, recordemos que jamás fuimos llamados a la perfección, sino a vivir en pleno nuestra humanidad, con aciertos y desaciertos, que hacen parte de esta gran experiencia, con alegrías y tristezas que le dan sabor a los días, la vida es un ratico, y los muchos o pocos días que Dios nos otorgue vivámoslos bien, felices desde los detalles básicos, con gratitud por cada latir del corazón, con perdón hacia aquello que un día sentí que dolió, con valentía para olvidar, dejar pasar y fluir por amor a mi propia paz, y con misericordia hacia uno mismo y hacia el otro.
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